Abajo los muros de las prisiones: palabra del GT en el día del preso en lucha

San Cristóbal de las Casas, Chiapas
17 de abril de 2019
Grupo de Trabajo No Estamos Todxs

EN EL DÍA INTERNACIONAL DE SOLIDARIDAD CON LAS PRESAS Y PRESOS EN LUCHA

¿Y hasta cuándo va a ser necesario confrontar la cárcel?
¿Hasta dónde se tiene que llegar para luchar contra ella?
¿Qué más se necesita demostrar para que de una vez veamos que no sirven?

Hoy es el día internacional por la libertad de las presas y los presos politicxs, o las y los presxs en lucha como a nosotros insitimos en llamar. ¿Qué persona que se encuentra encerrada tras los muros del encierro carcelario no es por un acto político?

Quizás ese acto político es ser pobre, migrante, indígena, minoría, disidente… A final de cuentas, en el mundo que hoy nos ha tocado habitar ser diferente es un delito, levantar la voz es motivo de sospecha y toda acción cualquiera de las injusticias que nos rodean es motivo suficiente para acabar encerrada, aislada y silenciada.

¿Justicia? No, podemos llamar justicia a la venganza, a la saña, al castigo y al sufrimiento. La cárcel no es justicia, las leyes no son parte de la justicia y la justicia, que conocemos por justicia, está podrida. Y por más que queramos justificar lo injustificable, por más que queramos construir un imaginario social que justifica la barbarie, por más que queramos tapar el sol con un dedo… No, no la cárcel no es, y jamás será justicia.

¿Hasta cuándo? Sabemos que vivimos en un país roto. Roto por el dolor, por la violencia, por la desaparición. Vivimos en el continúo desastre, en la total desesperación buscando algo que nos venga a salvar de tanto salvajismo. No somos ajenas a esta realidad, porque también es la nuestra. Pero lo que si podemos afirmar es que esos malos que ustedes imaginan no están tras los muros de las cárceles. Y lo sabemos porque las hemos pisado, las hemos visitado y las hemos conocido.

Y lo que si hemos encontrado tras esos muros son muchas historias de vida rotas, testimonios de tortura, de dolor, de incomprensión y de soledad. Historias de pobreza, de dignidad que resiste y no se calla ante lo que pretende deshumanizarle. O desolación de aquellos que ya sienten que lo perdieron todo y no tienen nada más que vivir.

Por que si, eso que ustedes reclaman como venganza ante aquellos que pretenden castigar es eso que piden y más. Y hay quien no resiste tanto castigo, quien no soporta la carga de la venganza y decide no seguir. Y esas vidas perdidas son responsabilidad de todos y todas aquellas que miran para otro lado, de todas las personas que no quieren saber, o de las que piensan que nada pasa.

Y no les pedimos que nos crean, más bien todo lo contrario, les invitamos a que traspasen los muros del horror cualquier domingo de visita y luego nos digan si aquello que reclaman como justicia les acomoda bien a su realidad cotidiana.

Si después de un domingo de visita pueden seguir pidiendo la cárcel sin sentir que algo les ahoga la garganta y les congela el corazón, ahí podremos afirmar que la humanidad está perdida.

Y si, estamos en contra de la cárcel…

Estamos en contra de la cárcel porque creemos en una sociedad que sea capaz de ir más allá del castigo y que no necesite de la venganza para poder construir unas bases en que la justicia sea una realidad que todas y todos seamos capaces de poner a la práctica todos los días, y en todos los ámbitos de nuestra vida.

Estamos en contra de la cárcel porque pensamos que los verdaderos criminales son los que guardan las llaves de las puertas y de las celdas.

Estamos en contra de la cárcel porque defiende los privilegios de los ricos y encierra a los pobres.

Estamos en contra de las cárceles porque no creemos en la venganza.

Estamos en contra de las cárceles porque no creemos que sea desde el castigo, el encierro y el aislamiento que una persona pueda transformar su realidad.

Estamos en contra de las cárceles porque no queremos más vidas rotas, más familias rotas, más realidades rotas.

Estamos en contra de las cárceles porque se ha cobrado demasiados días, meses, años, vidas de nuestras compañeras, compañeros y personas queridas.

 

Y para nosotras y nosotros todos los días son el día adecuado para levantar nuestra voz y nuestra acción contra ellas. Para gritar que no necesitamos de sus corrompidas leyes, de sus castigos y suplicicios. Que no queremos su arbitrariedad ni la inutilidad de su condena.

Decidimos que no seremos cómplices del horror. No vamos a aceptar el lenguaje del opresor como si del nuestro propio se tratase hasta acabar completamente impregnados de él y por lo tanto incapaces de confrontarlo.

Sabemos , que cuando los mecanismos represivos se ponen en marcha, no solamente actúan contra las personas que están siendo golpeadas, detenidas, torturadas, encarceladas, desaparecidas, asesinadas… Detrás de cada una de estas formas de actuación hay un mensaje claro y directo a toda la sociedad: el miedo.

Y es eso miedo el que habla por ustedes cada vez que piden la cárcel, es ese miedo el que les convierte en “el ciudadano policía”. Un ciudadano “modelo” que ha asimilado completamente el mensaje del Estado y que es incapaz de cuestionar cualquiera de sus leyes y formas, por más descabelladas, injustas, e incluso, contrarias a los propios intereses de esos mismos ciudadanos.

Y si, estamos en contra de la cárcel…

Estamos en contra de las cárceles porque todavía creemos en la libertad.

Estamos en contra de las cárceles porque todavía creemos en la vida.

Estamos en contra de las cárceles porque insistimos en creer en la humanidad.

A todas nuestras hermanas presas, a todos nuestros hermanos presos les hacemos nuestra más firme promesa de fraternidad. Somos pocas, a ratos nos gana el cansancio, otros nos vence la desesperanza, pero somos necios y necias, es la fuerza compartida la que nos hace no dar un paso atrás en nuestra terquedad y determinación. Contamos con ustedes, saben que cuentan con nosotras.

Sabemos que no hemos elegido un enemigo fácil, sabemos que nos toca enfrentar la parte más asquerosa y demoladora del Estado. Pero no queremos, ni podemos mirar para otro lado, porque la complicidad nunca fue nuestra elección.

A nuestros compañeros presos en huelga de hambre en las cárceles chiapanecas va nuestro más fraternal abrazo hoy y todos los días. Y también todo nuestro respeto, admiración, afecto y gratitud.

A todas las personas presas en lucha en cualquier rincón del planeta va nuestro abrazo fraternal y solidario. No están solos, no están solas. Salud a todas ellas!

No vamos a parar, no vamos a claudicar, no nos vamos a rendir

Hasta que todas seamos libres,
Hasta que todos seamos libres

Hasta acabar con la bestia que nos encierra!
Hasta derribar la última reja!
Hasta demoler el ultimo cerrojo!
Hasta destruir los muros que nos separan!